miércoles, 18 de febrero de 2015

Los niños de los 90 ya no son niños.

La falacia de los buenos viejos tiempos o como NO envejecer

Hoy por fin pasó, el suceso que todos los que al pasar la barrera de los 20 años tanto tememos. Esa acechante noticia en que pronto vas a dejar de correr y saltar por todos lados para empezar a preocuparte por cosas como el colesterol o los triglicéridos o alguna cochinada de esas…

Fue en una clase, mercadotecnia aplicada a redes sociales para ser exactos. En ella nos encargamos los mexicanos (como buenos mexicanos que somos) de desviar el tema en una plática (que es más meritorio aún porque también un adulto inglés participó) de la evolución de los navegadores de internet a lo que hacíamos de pequeños.

A nosotros los ¿milenials? Nos gusta pensar que somos lo mejor que le ha pasado al mundo. Podría ser, de hecho, por lo menos hasta cierto punto. La amenaza nuclear terminada, las guerras serias lejanas y la globalización haciendo de las suyas hizo de nosotros una comunidad homogenizada. Crecimos (la mayoría) manteniendo las habilidades sociales básicas tradicionales, al mismo tiempo que nos adaptábamos a la tecnología que crecía al mismo ritmo que nosotros.

Nos aprovechamos de los cambios de paradigmas sociales, familiares y hasta económicos para vivir bien. Desarrollamos habilidades creativas importantes y lo más importante, vimos caricaturas sobre niños que salvaban el día, superhéroes, superdotados y nuestra realidad se convirtió en algo que nosotros nos sentíamos capaces de crear.

Todo eso también tiene sus desventajas. Para los más conservadores eso nos ha hecho flojos (o capaces de resolver problemas bajo presión en orden de no sacrificar nuestra recreación), desafiantes a la autoridad (o más críticos de nuestro alrededor y lo que se podría mejorar) e idealistas (¿cuándo fue que perdió la esperanza señor?)

A menudo nos encontramos con “adultos” ofendidos por nuestra realidad. Que si no trabajamos, que si no salimos, que si salimos, que si la computadora, que si su mamá, que no se qué. Es ridículo que una generación culpe a la otra por vivir en el mundo que le dejaron. Somos una consecuencia directa de las acciones del pasado, tal vez nos la pasamos en el celular pero ¿y?

Quizá les suena molesto y es que lo estoy, pues el día de hoy aplica la famosa frase (aunque un poco modificada por mí) de “he visto a las mejores mentes de mi generación, sucumbir ante la injusta presión social de los viejos”. Mucha gente en el pasado luchó y hasta se sacrificó literalmente para que vivamos en una realidad mejor y con lo ocurrido hoy creo que tanto nosotros como futuros monarcas (productivos) del mundo tanto los actuales gobernantes la han c.gado.

Como ya dije, somos muchos, estamos conectados y lo peor, somos ambiciosos. O por lo menos lo estábamos, lo estábamos hasta hace unos pocos años. Antes de ir para allá déjenme decirles una última cosa sobre los paradigmas modernos, contemporáneos y postmodernos.

Poco después de la revolución industrial, el mundo entró en un proceso de transición muy grande e importante que para muchos (los empresarios de la época y nosotros que gozamos de las consecuencias de la época) significó la gloria. Pero para muchos otros, la gran mayoría, trabajar era solo esclavitud evolucionada.

A finales del siglo antepasado y principios del pasado, la única manera de sobrevivir era trabajando en una fábrica. Toda la familia desde los padres, hasta los hijos (que en los casos más lamentables eran muchos para aumentar la fuerza de trabajo) trabajaban de sol a sol en fábricas de lo que te imagines.

La primera guerra mundial, la gran depresión y la segunda guerra mundial no ayudaron mucho en su momento a mejorar la situación. Poco después, a mitad de siglo XX podríamos decir que las cosas se normalizaron y ahí nacieron los baby boomers. Una generación agradecida y trabajadora pero con sus pequeños defectos.

Estos crearon las bases de los negocios de hoy en día. Le dieron la vuelta por completo a las habilidades y capacidades físicas necesitadas y las cambiaron por habilidades intelectuales. Cambiaron muchas cosas y sus innovaciones dan fruto a que hoy tengamos los autos que tenemos, las computadoras que tenemos, hasta los gobiernos que tenemos (créanme aunque son horribles son mejores que los de antes).

¿Y por qué? ¿Cómo una generación pudo hacer tanto más que la anterior? ¿Cuál es la diferencia? Muy fácil, las consecuencias proletarias dejaron sus principales rezagos en casas suburbanas extremadamente pequeñas, pero con un jefe de familia capaz de mantener económicamente a una familia entera. Las madres no querían a sus hijos todo el día molestando en la casa y los mismos eran ya prescindidos en los lugares de trabajo así que la opción lógica fue salir a jugar.

Los niños salieron a jugar, desarrollaron habilidades sociales e inventaron juegos muy creativos que posteriormente les enseñaría de lealtad, cultura organizacional, autorreflexión y buena respuesta a la crítica. Astutos, innovadores y comprometidos. ¿Suena genial no? Pues lo es. A esa época le debemos mucho y ahora es muy claro para todos nosotros pero ¿sabes qué decía la generación pasada de esos niños? ¿sabes incluso que decían sus padres?

Si creen que la gente está conmocionada con nuestras “deficiencias” deberían en serio ver lo que se decía de esos niños. “Van a acabar con el mundo”, “jamás llegaremos al año 2000”, “son unos vagos irrespetuosos”, “no saben lo que es partirse la espalda trabajando” (y la cosa no mejoró cuando se hicieron hippies pero esa es otra historia).

El caso es que con esto es obvio como parece que nos encanta molestar al prójimo y la falacia de los buenos viejos tiempos se hace presente con una aplastante y muy prejuiciosa crítica hacia la nueva generación. Tal vez sea por la amenaza que los nuevos representan, tal vez solo por la mala memoria de lo que era realmente el pasado o por falta de habilidad de ver que las realidades son diferentes y que si el pasado suena tan bonito es porque solo lo bueno trascendió; pero lo que si es un hecho es que molesta, y mucho.

Al final los baby boomers trascendieron, pero eso no los detuvo de comparar a la siguiente generación y decir, “en mis tiempos salíamos a jugar y no nos quedábamos en la casa”, como si no recordaran lo que ellos escuchaban, “en mis tiempos trabajábamos en vez de andar de vagos todo el día”. Todo esto crea un círculo vicioso que llega hasta nosotros.

“En mis tiempos no jugábamos videojuegos todo el día”. Parcialmente cierto el hecho de que dejas de desarrollar habilidades pero tampoco es que los neófitos baby boomers en su momento necesitaran saber como operar una pala de carbón; además de que también beneficia muchísimo.

Nuestra habilidad de resolución de problemas bajo presión es infinitamente superior a cualquier cosa antes vista, coordinación inmejorable, metas poco realistas sí, pero al mismo tiempo una necesidad de cambiar las cosas, de hacer las cosas bien y sobretodo una sensación de que se puede.

Podríamos ir una por una las cosas que hacemos y hemos dejado de hacer y las ventajas sobre desventajas (hay más ventajas créanme) pero no se trata de eso y creo que tengo que trabajar en no desviarme mucho de lo que quiero decir porque todo esto es un poco de contexto para que entiendan porque me siento así con lo que hoy me pasó.

En mi grupo somos 16 personas, 14 mujeres y 2 hombres, diferentes nacionalidades pero dominamos los mexicanos con 4 personas. Compartimos edad y en general situación financiera supongo. Aún así en una discusión con el profesor mis compañeros decidieron unánimemente que “los niños de ahora” (los nacidos del 2000 y algo para acá quiero pensar…

Se están perdiendo demasiado en su desarrollo con las iPads y que están perdidos en los “tiempos actuales”. Casi me da algo escuchando algo como eso de mis colegas generacionales. Pero eso lo he estado viendo últimamente mucho. Demasiada gente abandonando sus sueños, estudiando cosas que no les gusta para vivir la vida que había repudiado (no necesariamente relacionado esto con dinero), en lugares igual de odiados.

ejemplo de algo hecho por un 90s kid
Infinidad de compañeros viviendo su vida de abajo para arriba poniendo metas cortas y fáciles sobre la marcha en vez de seguir lo que realmente iba a ejercer un cambio y sobretodo las quejas constantes hacia lo nuevo al mismo tiempo que se comienza cada vez más a “imitar” de manera bizarra y poco eficiente la actitud de generaciones pasadas o antepasadas.

Ustedes podrán decir que es muy inmaduro de mi parte decidir que estudiar algo que me gusta y hacer algo que me gusta. Lo entiendo pues para muchas personas la realidad puede ser distinta, pero los valores compartidos que teníamos y que nos lo que éramos y pensábamos llegar a ser de niños están lejos.

Pasamos horas regocijándonos a nosotros mismos porque veíamos Arnold y Dragon Ball Z para después comportarnos como lo que en ese momento tratábamos de vencer. A lo largo de la historia ha habido ya demasiado de eso, mucho sacrificio y mucho dolor.

No quiero que todos nos unamos y cantemos alrededor del fuego salvador mientras decidimos en qué momento empezar a ser bomberos y veterinarios o estrellas de rock. Lo que digo es que seamos nosotros mismos y que sea lo que decidamos lo hagamos por voluntad propia y no cediendo a la presión.

El otro día estaba leyendo un artículo en Merca 2.0 que decía que el 75% de los consumidores prefiere un restaurante tematizado para salirse de la realidad… En serio…? No sería mejor cambiar nuestra realidad, no nos gusta pero no la podemos cambiar ¿por qué? Si no somos nosotros ¿quién? ¿”los niños de ahora”? Tal vez, si es así, supongo por lo menos que me gustaría estar del lado del cambio y no de la resistencia.

Y todo esto porque, el adulto creativo, es el niño que sobrevivió

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