miércoles, 2 de septiembre de 2015

Yo no soy creativo.

Creo que no soy creativo...

Pasa algo muy chistoso con eso de la creatividad. Desde el principio nos enseñan, o que la tienes o que no la tienes. Así de simple, así de tajante y así de sencillo. Mientras que afortunadamente para nuestros tiempos ser creativo (a diferencia del pasado más conservador) parece a simple vista una bendición, yo lo consideraría diferente.

No se si es mi contexto social, no se si es mi personalidad o si es la opción más lógica que como todo en este mundo, desde el principio solo ha sido una combinación de factores. El hecho es que desde pequeño parece ser que innatamente fui dotado con todos los goces de aquellos seres a los que se atreven a llamar creativos.

Desde mis intereses culturales, como mis habilidades pro-sociales; mis cualidades me han inclinado a ese camino. No les voy a mentir, me encantaba como le encantaría a cualquiera ser identificado en un pequeño grupo de personas especiales con la capacidad de hacer las cosas diferentes, sin embargo amigos, el día de hoy si me pidieras una descripción de mí o de mis cualidades evitaría a toda costa llamarme "creativo".

Y es que pienso en primer lugar que llamarse a si mismo creativo va en contra de la naturaleza misma del término. Llamarse a si mismo creativo es como escribir en tu "bio" de twitter que te cagan los hipócritas y te gusta viajar. ¿Y a quién chingados le van a gustar los hipócritas y van a detestar viajar?  Es la cosa más obvia y paradójica del mundo (después de la película de Harry Potter 3 claro).

En segundo lugar, mi problema va directamente con la palabra en sí; la cual ha sido prostituida hasta el cansancio (literalmente). Creativo, para quien no lo sepa y sin meterme mucho en sus orígenes etimológicos sale directamente de la palabra "crear". Un concepto increíblemente fácil de ilustrar en lo abstracto, pero infinitamente complicado de materializar en lo práctico.

Lo sé, tal vez cometo un error al meterme contra el significado puro de las cosas, pero ¿de qué otra manera explico mi frustración? Para no dejar la idea a medias y mostrar objetivamente lo que quiero decir pasaré directamente a contarles sobre los grupos que han tomado de rehén el término creativo y se han apropiado despiadadamente de el.

La poca y casi insignificante experiencia que he tenido en el mundo me ha llevado a catalogar de una forma perfectamente arbitraria y consecuente de mis frustraciones a los "creativos" en dos grupos. Por un lado están los que han tomado de rehén la creatividad y la han usado insaciablemente como estandarte de su poco encaje en el mundo.

Son aquellos puritanos de los artístico y discriminadores de lo ortodoxo quienes cuales soldados cruzados oprimen y rechazan lo común con la excusa de ser diferente. Ustedes deben conocerlos e incluso identificar mucho de ellos en mí si me conocen bien, sin embargo hay diferencias claves que como podrían sospechar hacen que desafortunadamente en su momento no haya podido adaptarme a ese grupo.

O son los músicos que "saben un shingo" de música y odian lo "comercial y convencional" (si, que los artistas famosos vivan de lamer el piso al final de los conciertos ¿o qué?), los que se quejan de que la gente lea Fifty Shades of Grey y vayan a ver Sinsajo Parte 1 y/o 2 (porque como es lógico todos pasamos de leer la caperucita roja a las obras de Shakespeare que por cierto leí y no me gustaron) o simplemente se sientan bien especiales porque son "diferentes", ¿tan diferentes que se cierran a lo que diferente? Creativo logic.

De ellos ya se ha dicho mucho y varias veces. Normalmente son inofensivos y hasta pueden volverse personajes de comedia involuntaria recurrentes (yo tengo unos 3 o 4 en Facebook). El problema es su contraparte. Los "diferentes" a su "onda diferente", ¿pero ellos también son creativos? claro que lo son.  Solo que estos son sistemáticamente creativos.

Mientras los primeros se limitan a secuestrar la creatividad, estos como ya dije la prostituyen. La venden, la manipulan, le ponen reglas y lo peor de todo, la construyen. En mi vida profesional, la cual insisto ha sido breve he tenido el infortunio de toparme con esto en algunas ocasiones. Discursos que indican estableciendo que cada persona es diferente, para después convencernos de que la única pinche forma de desarrollar la creatividad es hacer una ¿haka? ridícula en frente de todos.

Los que dicen que la creatividad se ejercita siguiendo una serie de pasos que implican (y no miento, lo leeré de mi libro de creatividad de mi pinshi clase de creatividad...) hacer listas todo el tiempo, anotar todo lo que te pase en una libretita, buscar mezclar dos objetos cotidianos para innovar, buscar sinodales creativos (WTF?) y hasta leer una página del diccionario al día... Una PUTA PÁGINA DEL DICCIONARIO... (¿Y esto le están enseñando a nuestros niños?)

El caso es que llevo rato viendo este tipo de cosas, pero nunca había tenido una clase que literalmente se supone nos enseñara a ser "creativos". El primer paso fue catalogarnos en secciones según nuestro "nivel" de creatividad... No se si tengo que contarles que los "menos" creativos son un éxito en la clase, siguiendo al pie de la letra instrucciones y ejercicios babosos de como ejercitar tu mente, y los pobres ilusos que como yo decidieron llenar palabritas en un test para que te saliera que eres "así bien creativo" tan arbitrario como cualquier juicio que pueda hacer, son un completo fracaso.

En fin. Lo que quiero decir supongo, y lo comprendo después de líneas y líneas de desahogo "creativo" es que NO soy creativo, NUNCA seré creativo y si un día me ven y sospechan que soy creativo, por favor mátenme. En vez de decidir que música es relevante o no y que pasos puedo escribir en mi "libreta creativa" para mezclar innovadora y eficientemente un cepillo de dientes con una licuadora, mejor me dedico simplemente a crear.

Así se supone que se ilustra la creatividad




domingo, 22 de febrero de 2015

No tienes amigos porque eres un bicho raro

Soy zurdo, nací zurdo y desde pequeño he visto muchas de las cosas "normales" al revés. Lo anterior te da un sin fin de ventajas, tantas que necesitaría una sola entrada para enumerarlas. Te haces más creativo por ingeniártelas para vivir en un mundo lleno de tijeras para diestros, resultas injustamente hábil en algunas cosas y por último y más importante te hace sentir especial en esos ecos homogeneizados de la niñez.

A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas, diestras de nacimiento, que se fuerzan o por lo menos lo han intentado para escribir de manera constante con la mano izquierda. Cabe la cruda y discriminante realidad de que los zurdos tendemos a ser ambidiestros. Puedo confirmar que así es, lo más elemental, las cosas aprendidas a temprana edad todas las hago con la mano izquierda. Pero a medida que creces vas aprendiendo a ir "de la mano" casi literalmente del opresor lado derecho.

Tiene sentido querer ser zurdo por todas las ventajas que ofrece, pero sin duda también te otorga algunas pequeñas, minúsculas, casi imperceptibles desventajas. Por lo menos virtualmente imposibles de ver a mi edad pero increíblemente remarcadas cuando era niño, más exactos, en el kinder. Sin miedo a equivocarme la más grande desventaja de ser zurdo, por lo menos en mi caso, es la letra "a".

No es un secreto que hacemos al revés gran cantidad de letras, desde las más insignificantes como la "o" iniciando por el lado contrario, hasta las más curiosas como la "e" donde el proceso está torcido totalmente. ¿Pienso que es un poco injusto? Tal vez, a fin de cuentas cabe recordar el simple hecho de que nuestro planeta tierra es "zurdo", no obstante ese no es el tema a tratar el día de hoy. 

La letra "a" fue mi más ferviente némesis de 1996 a 1998. Esa amorfa letra "o" con "palito" me costó sin pedos más trabajo que caminar. Todos tenemos obstáculos académicos en nuestra vida, podríamos nombrarlos sin problema pensando un poco por el impacto que tuvieron. Para muchos las fracciones, los acentos o aprenderse los nombres de las partes de la célula. Los míos (en orden ascendente) las divisiones con dos cifras afuera, los estados financieros y la pinche letra "a". 

Simplemente no podía hacerla, practicaba y practicaba y no me salía. Mis maestras me trataban de ayudar, me repasaban la técnica una y otra vez y no. Penuria total. Mi nombre tiene dos entonces peor aún. Les puede sonar tal vez hasta estúpido pero en serio es difícil enfrentarse a un obstáculo así a tan temprana edad. Un día ya en la primaria simplemente formulé que si en vez de dibujar primero una "o" y tratar de atinar a la posición del mentado palo opresor dibujara la forma de la "a" empezando por ahí (al revés) era fácil y listo, un trauma de la infancia superado, o por lo menos eso parecía pues el daño estaba hecho.

Duré todo mi kinder sintiéndome un bicho raro. Todos mis amigos hacían la "a" sin ningún problema, todos y cada uno. Me sentía solo, aislado. ¿Tenía razón? absolutamente no. Algo que mi ilusa mente infantil no lograba capitalizar en aquél momento era algo realmente bastante obvio. Mientras yo no podía ni con el mayor de mis esfuerzos hacer la primera letra del abecedario, muy probablemente el compañero al lado de mí tendría problemas con la "m", o la niña de dos filas adelante, tal vez para ella era imposible pronunciar la "l" y tal vez y solo tal vez podía haber un niño en otro salón que no lograba comprender la diferencia entre el 6 y el 9. 

Esto lo digo porque he visto mucho de eso en estos días. Hay demasiados de nosotros sintiéndonos bichos raros, sin ver realmente que hay a nuestro alrededor. No se trata nunca de no "sufrir" porque si no podemos sentirnos mal porque alguien está peor entonces tampoco podemos sentirnos bien porque de seguro alguien se siente mejor ¿no? de lo que se trata, es de que todos tenemos nuestros propios problemas y todos somos unos bichos raros.

Vivimos en un tiempo donde nos sentimos solos. Es extraño porque para muchos quienes me conocen sabrán que tengo un canal de YouTube llamado ¿Qué demonios? el cual con sus altas y sus bajas ha llegado a consolidar una comunidad estable y un éxito que aunque no es tan grande como el de algunos otros canales me enorgullece y me motiva mucho. El caso es que, a veces veo particularmente a una persona que escribe en su muro alguna estupidez y tienen 248 likes, 36 comentarios y la publicación fue compartida 80 veces.

Cuando yo comparto en Facebook un video de mi canal, tiene en promedio de 10 likes, la comparten tal vez 3 veces y algún despistado me comenta "genial" o "ya ponte a estudiar" o lo que sea. He llegado (de manera estúpida y errónea) a sentir envidia por esa persona, hasta que un día hace poco tuve la oportunidad de platicar por esas cosas del destino con ella y llorando me dijo lo mal que se sentía, lo sola que estaba y lo mucho que se lamentaba por ser como era.

Me envidiaba y no solo a mí, a mucha gente por tener la oportunidad de estudiar algo que le gustaba (ella abandonó su sueño de ser comunicóloga) de atreverse a hacer un proyecto como ¿Qué demonios? y hasta de mi perro, el pequeño Ritter. Estaba realmente sorprendido. Le pregunté porque nunca le había dicho a nadie y me dijo que porque no tenía amigos. ¿248 likes y ni un solo amigo? Estando aquí en Barcelona todos los días salir "de peda" (como dicen ellas) y ¿ni un solo amigo? entonces lo entendí, lo entendí todo por completo. 

Todos somos bichos raros. Ella tenía miedo, miedo de expresarse con alguien porque con nadie tenía suficiente confianza, era lógico. Le pregunté entonces que porqué no a alguno de sus "amigos de peda" y gente con los que trataba en redes sociales no llegaba a más. Me dijo lo que ya sabía, que eran amigos de peda y que solo servían para salir, para platicar y eso pero que no podía trascender más. WTF? 

O sea, ¿sales de peda para distraerte de tus problemas (de no tener amigos), con gente que deliberadamente te recuerdan que no tienes amigos, para luego quejarte de que no tienes amigos con gente que no puede ser tu amigo porque no sale de peda contigo? (Master WTF combo x3000).

Lo que me dejó de enseñanza esa charla que aunque muy breve fue muy productiva, es que tenemos que empezar a ver a las personas como lo que son, personas y no un medio o simplemente algo para competir. Creo que el hecho de que últimamente en la universidad, nuestro deseo de ser populares, de tener con quien salir a cualquier hora, de tener "buenas relaciones de trabajo" (ultra WTF?) y la competencia que hay entre nosotros nos ha acostumbrado a un círculo vicioso muy estúpido.

Es especialmente estúpido porque la plática empezó con ella preguntándome ¿porque no tengo amigos? Tengo amigos, los mejores amigos del mundo, sin pedos los mejores. No están aquí en este momento, ni modo, pero están en mi corazón (jajajaja perdón, no me resistí a escribir samamaa... jaja) solo que no me gusta tomar, ni salir con gente que solo me quiere para tomar. No es mi estilo...

En estos últimos años (ay si bien pinshi experimentado el JuanJo) he tenido la pena de presenciar gente que es hipócrita sin ocultarlo por si en algún futuro "esa persona de ahí es la que me va a dar trabajo", personas que dejan plantados a sus amigos y se van de fiesta "para socializar más" y oh sorpresa, el día que hay algún problema, no hay nadie cerca... Pero sobre todo, demasiadas personas que solo te usan para pasar el rato, que te convierten y te etiquetan en "amigo de peda", "amigo de la escuela", "compañero de trabajo", "wey al que le hablo porque tiene cámara", o una bien rara que escuché hace unos meses, "fuck friend" (QUÉ CHINGADOS LE PASA AL MUNDO?!?!?!?!).

No lo niego yo he aplicado alguna de esas (no la última, qué pinche pedo con eso?) pero en la medida de lo posible, prácticamente siempre he tratado de darle su lugar a las personas, he tratado de estar ahí para la gente pues se que yo no valgo más que nadie y nadie más que yo y sobre todo, valoro y agradezco mucho el tener amigos que están ahí para mí siempre. Porque es en los momentos más difíciles donde te das cuenta lo mucho que valen.

Las personas no son un medio para que TÚ alcances tus metas o TÚ te sientas mejor. Recuerda este dicho popular "el que mucho abarca, se queda sin amigos por pinche mamón". Busca una persona, háblale, cuéntale como te sientes, escúchala, traten de apoyarse, busquen cosas en común, hagan cosas juntos, inicien un show para desmentir mitos urbanos de terror y leyendas urbanas en general. Eso es lo que hacen los amigos. Los que están ahí, los que valen, los que nunca se van. 

Pero sobre todo, nunca le tengas miedo a ser un bicho raro, todos somos bichos raros.

un bicho raro

miércoles, 18 de febrero de 2015

Los niños de los 90 ya no son niños.

La falacia de los buenos viejos tiempos o como NO envejecer

Hoy por fin pasó, el suceso que todos los que al pasar la barrera de los 20 años tanto tememos. Esa acechante noticia en que pronto vas a dejar de correr y saltar por todos lados para empezar a preocuparte por cosas como el colesterol o los triglicéridos o alguna cochinada de esas…

Fue en una clase, mercadotecnia aplicada a redes sociales para ser exactos. En ella nos encargamos los mexicanos (como buenos mexicanos que somos) de desviar el tema en una plática (que es más meritorio aún porque también un adulto inglés participó) de la evolución de los navegadores de internet a lo que hacíamos de pequeños.

A nosotros los ¿milenials? Nos gusta pensar que somos lo mejor que le ha pasado al mundo. Podría ser, de hecho, por lo menos hasta cierto punto. La amenaza nuclear terminada, las guerras serias lejanas y la globalización haciendo de las suyas hizo de nosotros una comunidad homogenizada. Crecimos (la mayoría) manteniendo las habilidades sociales básicas tradicionales, al mismo tiempo que nos adaptábamos a la tecnología que crecía al mismo ritmo que nosotros.

Nos aprovechamos de los cambios de paradigmas sociales, familiares y hasta económicos para vivir bien. Desarrollamos habilidades creativas importantes y lo más importante, vimos caricaturas sobre niños que salvaban el día, superhéroes, superdotados y nuestra realidad se convirtió en algo que nosotros nos sentíamos capaces de crear.

Todo eso también tiene sus desventajas. Para los más conservadores eso nos ha hecho flojos (o capaces de resolver problemas bajo presión en orden de no sacrificar nuestra recreación), desafiantes a la autoridad (o más críticos de nuestro alrededor y lo que se podría mejorar) e idealistas (¿cuándo fue que perdió la esperanza señor?)

A menudo nos encontramos con “adultos” ofendidos por nuestra realidad. Que si no trabajamos, que si no salimos, que si salimos, que si la computadora, que si su mamá, que no se qué. Es ridículo que una generación culpe a la otra por vivir en el mundo que le dejaron. Somos una consecuencia directa de las acciones del pasado, tal vez nos la pasamos en el celular pero ¿y?

Quizá les suena molesto y es que lo estoy, pues el día de hoy aplica la famosa frase (aunque un poco modificada por mí) de “he visto a las mejores mentes de mi generación, sucumbir ante la injusta presión social de los viejos”. Mucha gente en el pasado luchó y hasta se sacrificó literalmente para que vivamos en una realidad mejor y con lo ocurrido hoy creo que tanto nosotros como futuros monarcas (productivos) del mundo tanto los actuales gobernantes la han c.gado.

Como ya dije, somos muchos, estamos conectados y lo peor, somos ambiciosos. O por lo menos lo estábamos, lo estábamos hasta hace unos pocos años. Antes de ir para allá déjenme decirles una última cosa sobre los paradigmas modernos, contemporáneos y postmodernos.

Poco después de la revolución industrial, el mundo entró en un proceso de transición muy grande e importante que para muchos (los empresarios de la época y nosotros que gozamos de las consecuencias de la época) significó la gloria. Pero para muchos otros, la gran mayoría, trabajar era solo esclavitud evolucionada.

A finales del siglo antepasado y principios del pasado, la única manera de sobrevivir era trabajando en una fábrica. Toda la familia desde los padres, hasta los hijos (que en los casos más lamentables eran muchos para aumentar la fuerza de trabajo) trabajaban de sol a sol en fábricas de lo que te imagines.

La primera guerra mundial, la gran depresión y la segunda guerra mundial no ayudaron mucho en su momento a mejorar la situación. Poco después, a mitad de siglo XX podríamos decir que las cosas se normalizaron y ahí nacieron los baby boomers. Una generación agradecida y trabajadora pero con sus pequeños defectos.

Estos crearon las bases de los negocios de hoy en día. Le dieron la vuelta por completo a las habilidades y capacidades físicas necesitadas y las cambiaron por habilidades intelectuales. Cambiaron muchas cosas y sus innovaciones dan fruto a que hoy tengamos los autos que tenemos, las computadoras que tenemos, hasta los gobiernos que tenemos (créanme aunque son horribles son mejores que los de antes).

¿Y por qué? ¿Cómo una generación pudo hacer tanto más que la anterior? ¿Cuál es la diferencia? Muy fácil, las consecuencias proletarias dejaron sus principales rezagos en casas suburbanas extremadamente pequeñas, pero con un jefe de familia capaz de mantener económicamente a una familia entera. Las madres no querían a sus hijos todo el día molestando en la casa y los mismos eran ya prescindidos en los lugares de trabajo así que la opción lógica fue salir a jugar.

Los niños salieron a jugar, desarrollaron habilidades sociales e inventaron juegos muy creativos que posteriormente les enseñaría de lealtad, cultura organizacional, autorreflexión y buena respuesta a la crítica. Astutos, innovadores y comprometidos. ¿Suena genial no? Pues lo es. A esa época le debemos mucho y ahora es muy claro para todos nosotros pero ¿sabes qué decía la generación pasada de esos niños? ¿sabes incluso que decían sus padres?

Si creen que la gente está conmocionada con nuestras “deficiencias” deberían en serio ver lo que se decía de esos niños. “Van a acabar con el mundo”, “jamás llegaremos al año 2000”, “son unos vagos irrespetuosos”, “no saben lo que es partirse la espalda trabajando” (y la cosa no mejoró cuando se hicieron hippies pero esa es otra historia).

El caso es que con esto es obvio como parece que nos encanta molestar al prójimo y la falacia de los buenos viejos tiempos se hace presente con una aplastante y muy prejuiciosa crítica hacia la nueva generación. Tal vez sea por la amenaza que los nuevos representan, tal vez solo por la mala memoria de lo que era realmente el pasado o por falta de habilidad de ver que las realidades son diferentes y que si el pasado suena tan bonito es porque solo lo bueno trascendió; pero lo que si es un hecho es que molesta, y mucho.

Al final los baby boomers trascendieron, pero eso no los detuvo de comparar a la siguiente generación y decir, “en mis tiempos salíamos a jugar y no nos quedábamos en la casa”, como si no recordaran lo que ellos escuchaban, “en mis tiempos trabajábamos en vez de andar de vagos todo el día”. Todo esto crea un círculo vicioso que llega hasta nosotros.

“En mis tiempos no jugábamos videojuegos todo el día”. Parcialmente cierto el hecho de que dejas de desarrollar habilidades pero tampoco es que los neófitos baby boomers en su momento necesitaran saber como operar una pala de carbón; además de que también beneficia muchísimo.

Nuestra habilidad de resolución de problemas bajo presión es infinitamente superior a cualquier cosa antes vista, coordinación inmejorable, metas poco realistas sí, pero al mismo tiempo una necesidad de cambiar las cosas, de hacer las cosas bien y sobretodo una sensación de que se puede.

Podríamos ir una por una las cosas que hacemos y hemos dejado de hacer y las ventajas sobre desventajas (hay más ventajas créanme) pero no se trata de eso y creo que tengo que trabajar en no desviarme mucho de lo que quiero decir porque todo esto es un poco de contexto para que entiendan porque me siento así con lo que hoy me pasó.

En mi grupo somos 16 personas, 14 mujeres y 2 hombres, diferentes nacionalidades pero dominamos los mexicanos con 4 personas. Compartimos edad y en general situación financiera supongo. Aún así en una discusión con el profesor mis compañeros decidieron unánimemente que “los niños de ahora” (los nacidos del 2000 y algo para acá quiero pensar…

Se están perdiendo demasiado en su desarrollo con las iPads y que están perdidos en los “tiempos actuales”. Casi me da algo escuchando algo como eso de mis colegas generacionales. Pero eso lo he estado viendo últimamente mucho. Demasiada gente abandonando sus sueños, estudiando cosas que no les gusta para vivir la vida que había repudiado (no necesariamente relacionado esto con dinero), en lugares igual de odiados.

ejemplo de algo hecho por un 90s kid
Infinidad de compañeros viviendo su vida de abajo para arriba poniendo metas cortas y fáciles sobre la marcha en vez de seguir lo que realmente iba a ejercer un cambio y sobretodo las quejas constantes hacia lo nuevo al mismo tiempo que se comienza cada vez más a “imitar” de manera bizarra y poco eficiente la actitud de generaciones pasadas o antepasadas.

Ustedes podrán decir que es muy inmaduro de mi parte decidir que estudiar algo que me gusta y hacer algo que me gusta. Lo entiendo pues para muchas personas la realidad puede ser distinta, pero los valores compartidos que teníamos y que nos lo que éramos y pensábamos llegar a ser de niños están lejos.

Pasamos horas regocijándonos a nosotros mismos porque veíamos Arnold y Dragon Ball Z para después comportarnos como lo que en ese momento tratábamos de vencer. A lo largo de la historia ha habido ya demasiado de eso, mucho sacrificio y mucho dolor.

No quiero que todos nos unamos y cantemos alrededor del fuego salvador mientras decidimos en qué momento empezar a ser bomberos y veterinarios o estrellas de rock. Lo que digo es que seamos nosotros mismos y que sea lo que decidamos lo hagamos por voluntad propia y no cediendo a la presión.

El otro día estaba leyendo un artículo en Merca 2.0 que decía que el 75% de los consumidores prefiere un restaurante tematizado para salirse de la realidad… En serio…? No sería mejor cambiar nuestra realidad, no nos gusta pero no la podemos cambiar ¿por qué? Si no somos nosotros ¿quién? ¿”los niños de ahora”? Tal vez, si es así, supongo por lo menos que me gustaría estar del lado del cambio y no de la resistencia.

Y todo esto porque, el adulto creativo, es el niño que sobrevivió

martes, 17 de febrero de 2015

El Racismo.

El día de hoy me pasó algo muy curioso. En México escuché a muchas personas diciendo que en España y que en general en todo Europa una reciente oleada de inmigración había terminado por provocar un rechazo generalizado hacia los extranjeros, algo parecido a Estados Unidos pero como siempre con sus pequeñas o grandes diferencias.

Es muy complicado y también erróneo generalizar a un grupo por uno de sus miembros. Esto aplica tanto en el contexto de la víctima como la del victimario de racismo. Las experiencias malas tienden a tener gran impacto en una sociedad como la nuestra y más aún con los hechos que marcan la historia por su infamia como el 9/11 siendo el ejemplo más grande e importante que se me viene a la mente (con una de sus consecuencias reflejadas en el racismo).

De cualquier manera nunca le di importancia a las pequeños asomos de discriminación que he "sufrido" (lo digo así porque han sido pocos y muy tontos) y la verdad es que sigo sin dársela pues pienso que lo que me ha ocurrido (en especial lo de hoy) son casos aislados que para nada reflejan lo increíble que es España y Cataluña (que en términos específicos es diferente) y lo amable aunque obviamente diferente para nuestro contexto que la gente es.

Entre todo esto entra un grave problema que nos afecta como mexicanos a todos los que salimos, los prejuicios. No tengo el porcentaje a la mano pero no hay que investigar mucho para saber que la gran mayoría de los mexicanos que sale de viaje lo hace a Estados Unidos. Diría yo con mi experiencia que a pesar de todo lo que se dice los gringos son personas extremadamente cuidadosas en términos generales con su comportamiento, incluso parecidos en protocolo a nosotros por lo que rara vez se tendrá problemas con un estadounidense. 

Desafortunada e irónicamente quienes pueden ejercer más discriminación hacia ti como turista en Estados Unidos son los mismos "hispanos" o "latinos" (ambos términos mal empleados pero pues bueno...). De cualquier modo los "gringos" que caen en el estereotipo que tenemos de ellos son personas muy conscientes en la mayoría de los casos y con un amplio criterio y tolerancia cultural. 

Algo así pensaba de España pues para muchos inmigrantes africanos este representa una gran puerta a mejores oportunidades. Muchos sueñan con llegar a Francia o Alemania pero también muchos deciden establecerse en España. Como siempre, hay de todo y el impacto que generan tanto negativo como positivo es difícil de medir, pero de que se nota que los hay, pues sí, si los hay.

Otro punto importante a tomar en cuenta es la cantidad de inmigración sudamericana de España. Nosotros tenemos cerca el gabacho pero muchos otros países no, y si vas a buscar mejores oportunidades, es una apuesta lógica buscar que por lo menos el idioma no sea una de las tantas barreras a enfrentar. Sin mencionar que no necesitas visa para entrar a Europa en la mayoría de los casos.

¿Pero y nosotros? El hijo pródigo, el que con ferviente admiración recibe y adapta lo que puede de la querida madre patria y que como buen hijo responde (cuando puede) a las llamadas de auxilio como las sufridas en la crisis política de Europa a mediados del siglo pasado (o las económicas del año pasado). Para nosotros somos el país favorito del mundo y nos gusta sentir que el mundo nos debe (¿a quién no?) pero para el mundo ¿qué somos? 

Habiendo llegado a Madrid todo transcurrió de manera muy normal, el taxista fue amable, o tal vez lo vi así porque tras escuchar tantos "testimonios" del trato que recibiríamos me extrañó lo fácil que fue hablar con el. Nadie es rudo en su propio país es algo de lo que escuché, cosa que me advertía que aquí la gente no decía "gracias" para todo y que no era una norma social sonreírse y decir "buenos días, tardes o noches" cada que vieras a alguien nuevo. 

El personal del hotel fue también muy amable y todo hasta el momento iba normal. No fue sino hasta el desayuno del día siguiente cuando me topé con la primera peculiaridad. Durante el desayuno una mujer que presumía ser de Valencia estaba consternada pues le tocaba sentarse en una mesa contigua a la de una pareja japonesa, una familia de Marruecos, unos nicaragüenses y nosotros. 

México hasta donde se nunca ha sufrido de racismo como lo han hecho muchos otros países, tal vez por ser más antiguos, tal vez por ser más chicos o tal vez porque nuestro país no es un paraíso para extranjeros que "amenacen nuestros empleos y nos roben, etc" (eso lo hacemos nosotros mismos). Diría yo que si tuviera que nombrar un problema en ese aspecto en México sería el "clasismo" término casi endémico de nuestro país pero el racismo rara vez me lo he topado.

Supuse que era un caso aislado y creo que así lo fue pues en Madrid no volvimos a tener ningún problema y en Barcelona menos aún. Una ciudad acostumbrada a recibir más de 9 millones de turistas al año no puede darse el lujo de no ser amable, por lo menos así lo veo yo, pero aparentemente no lo ven así algunas personas. 

Muchas personas decepcionadas al enterarse que soy parte del sistema opresor al hablar el odiado castellano, algunas personas (99% de los casos gente mayor y de edad avanzada) haciéndose a un lado y mirándonos mal cuando nos escuchan decir, "chido, chale y demás joyas de nuestro extendido vocabulario" y hasta una señora que me regañó diciendo "los mexicanos son tan estúpidos" al fallar en darle el cambio exacto para pagar unas croquetas de pollo; representa el 90% de nuestras experiencias de racismo con fácilmente menos del 5% de las personas que hemos conocido. 

No se alarmen, raras son las personas que son así y la mayor parte de la sociedad catalana los recrimina, aunque con recelo pues es necesario estar unidos pues por el momento enfrentan problemas políticos locales de mayor importancia para ellos. La mayoría de los casos lo mejor y más fácil de hecho por la ingenuidad e inocencia de sus acciones, es tomarlo con humor. Además que lo más común es encontrar gente que dice, "tequila", "Acapulco", "tacos", lo que está bien supongo.

A fin de cuentas nunca se me ha identificado con los estereotipos físicos básicos (y ofensivos) de un mexicano común. Aunque mi modo de actuar, hablar y sobretodo mi sentir me identifican como un mexicano fosforescente (hasta en la oscuridad se me nota). El problema es que hoy experimenté un caso que además de llamarme la atención por primera vez de verdad me ofendió.

Antes de terminar con mi tal vez innecesariamente extenso preámbulo, déjenme contarles algo que pasó hace unos días. Al entrar mi novia, una amiga y yo (los tres mexicanos) en un taxi operado por un marroquí joven y orgulloso de España, nos topamos con un repertorio "entretenido" de estereotipos y hasta insultos los cuales les comparto:

"Aquí nadie te va a matar como en tu país" como respuesta a que le dijimos que éramos estudiantes y haciendo alusión a los 43 desaparecidos.

"Aquí solo hay problemas cuando la gente busca drogas, pero pueden dejar de buscar un rato y ya" insinuando que por todas las noticias del narcotráfico tenemos problemas de consumo.

"Aquí si se puede tener una vida plena sin delincuencia no como en Brasil tu país" sobra la explicación en esta.

Afortunadamente así como a nosotros no nos pesa para nada que nos digan "gilipollas" y demás insultos raros españoles, a ellos no les pesa el "pinche pendejo deja de estar chingando" por lo que en caso de necesitarlo es una fiel y noble herramienta. 

Muchos podrán decir que es verdad lo que dice, yo lo discutiría, pero ese no es el caso, les estoy contando el chisme solamente, mismo que en seguida les amplío. 

En una universidad concurrida por extranjeros de todas las nacionalidades pero prácticamente ningún español excepto por los maestros (rusos, coreanos, marroquí, egipcios, colombianos, costarricenses, por mencionara algunos, además de que hay lugares que no se pronunciar) invadimos 50 mexicanos que en realidad aportamos mucho más de lo que quitamos (de nada...) pero eso no ha evitado que algunos compañeros (tristemente la mayoría de rusos, aunque no por esto digo que sean racistas) nos han echado indirectas y recordado que "esto no es Estados Unidos" refiriéndose a la "invasión" y que tal vez somos hijos de narcotraficantes o incluso narcotraficantes nosotros mismos. 

Hay de todo, desde el profesor que al escuchar nuestra escuela de procedencia se sorprendió y dijo que iba a tratar con todo lo que tenía para "estar a la altura" hasta el wey que hoy nos aventó una broma (nada graciosa) que nos sorprendió a todos.

En mi salón hay:

1 alemana.
3 suecos.
1 turco.
3 marroquí.
4 rusos.
1 nicaragüense.
2 franceses.

Y nosotros, 6 mexicanos. El profesor (español) al tanto de la diversidad cultural presente, decidió hacer una actividad en la cual todos los del mismo país se iban a reunir en un equipo e iban a describir la personalidad que tendría nuestra cultura si esta fuera una persona (haciendo énfasis en los aspectos positivos). Rápidamente todos los mexicanos, tres de Sinaloa, uno de Monterrey, una de la Ciudad de México y yo, un tapatío nacionalizado chilango nos reunimos para definir lo más básico.

Si la cultura mexicana fuera una persona sería alegre, jovial, educada, desidiosa, trabajadora, etc, etc, etc. Mientras tanto el profesor estaba hablándole a los suecos pues parece tener una extraña obsesión con Suecia y los autos Volvo. Para cuando terminó con ellos se acercó con nosotros y dijo, "para ustedes es fácil, solo escriban perezoso, perezoso y perezoso jajaja", al principio nos lo tomamos a broma pues se vale reírse de uno mismo y la neta los mexicanos somos algo flojos. 

O eso creía hasta que llegué a un país donde a las 11 am todavía no hay nada abierto, a las 8 pm la mayoría de los negocios están cerrados, hacen pausas a la hora de la comida para "tomar la siesta" WTF? y los domingos no abren absolutamente nada. Pero como dije, nadie es rudo en su país de origen y sus razones tendrán, parece funcionar y eso es lo más importante. Espero no haber ofendido a nadie, simplemente lo escribo para enfatizar en las diferencias que podemos encontrar con ganas de buscar

El caso es que al terminar la actividad llegó con nosotros, le arrebató la hoja a una de las chicas de Sinaloa y dijo, "miren todos, media hora y solo escribieron esto, se los dije, flojos, flojos, flojos". Ahí ya no nos dio risa, tampoco a la mayor parte de nuestros compañeros pero en fin. Cuando nos tocó leer lo nuestro la misma chica ya con la hoja de vuelta leyó nuestra descripción al mismo tiempo que el profesor hacía ademanes de pistolas y gritaba "ándele, ándele" además de haciendo bromas al mismo tiempo de lo flojos que somos.

Cuando fue el turno de los marroquíes ellos iniciaron diciendo que eran perezosos, "Vamos, ¿más que los mexicanos? imposible" dijo al tiempo que otra de las chicas de Sinaloa le respondió "no entiendo porqué nos tiene en ese concepto", el profesor dijo que solo lo hacía por molestarnos, que los sudamericanos tendemos a no aguantar nada y que es algo que les podríamos aprender a los europeos.

Después de un rato corrigió y aclaró que nosotros no somos sudamericanos sino centroamericanos y continuó... Ya casi acababa la clase así que recogimos todos nuestras cosas y antes de salir volvió a hacer su interpretación de Speedy Gonzales y dijo que iba a traer burritos para que así si trabajáramos. Cabe resaltar que en clase somos los que más participamos, ninguno ha fallado en ninguna tarea y acabamos primero además de que voluntariamente leímos nuestro trabajo mientras los demás fueron "forzados" por así decirlo. 

Saliendo de la clase fuimos al "study room" para hacer una tarea adelantada para el jueves y al salir nos lo volvimos a topar y dijo "estoy impresionado, todo el día trabajando, no parecen mexicanos". 

Solo me basta decir finalmente que no me lo tomo personal y tampoco dejo que esto nuble mi percepción de un bello país con muchísima gente (la gran gran mayoría) excelentes personas, supongo que es solo para confirmar un testimonio de que hay algo que hacer con un escaso porcentaje de la población y aconsejarles si van a salir que hay una noble herramienta de nuestro folklórico vocabulario al servicio de cualquiera de estas situaciones.